ESTAMPAS DE MI PUEBLO

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lunes, 22 de septiembre de 2014

LA CALLE DE “EL PERCHEL”

    Con fecha 20-11-2009, dentro del apartado que llamaba “Semblantes de AYER Y HOY”, publiqué un artículo denominado “La Placeta del Pozo Rubio”, que era el primero de una serie que debe recorrer todas y cada una de las calles de nuestra querida Nava de Abajo.

   Hoy le toca a otro “símbolo” de la Nava de antes, que es:

LA CALLE DE  “EL PERCHEL”



    Era una calle corta que conducía desde la placeta del “pozo-rubio” hasta la confluencia de la calle Mayor (también llamada “la otra calle”),  y la calle de la Noria, desde la que se accedía por la calle de las Eras hasta el barrio de las “Casas de Arriba”, se iniciaba desde la tienda de “Juan-Manuel” y terminaba en la tienda de “Ubaldo”.-



      En su comienzo, después de la tienda, a la derecha, se localizaba la casa de “El Porro”.- Era una casa grande, que formaba chaflán con el “Callejón del Alpargatero”, una callejuela muy estrecha que iniciándose en el “Perchel” y doblando en codo, acababa en la parte posterior de la casa de “Pernales”.- La casa del Porro, tenía una portadas grandes, que permitían la entrada de carros y animales, y a derecha una puerta de dos hojas que daba a la vivienda en sí.- En la parte de arriba tenía dos ventanas con habitaciones al “Perchel” y con cámaras para almacenaje de cereales en la parte interior.- El “Porro” era un hombre de complexión media, con nariz aguileña, y con las cejas extremadamente pobladas. Usaba gorra con visera, ligeramente inclinada hacia delante, dejando casi ocultos los ojos.- Estaba casado con la “Avelina”, no muy alta y regordeta.- Peinaba moño a la nuca, de bastante consideración.- Tuvieron tres hijas: a saber. La “Consuelo” que se casó con Julio el de “Bernardete”.- La “Lola”, que se caso con un muchacho alto de Albacete.- Y la “Fina”, que también se caso con un tal Pepe, de Albacete.- Estas chicas que si bien ayudaban a su padre en las labores del campo, poseían cierto grado cultural, y buen porte- La verdad es que eran verdaderamente “delicadas”.- Hay un pasaje que no puedo pasar por alto y que es el siguiente:


    “Por aquella época, había sido destinada en la Nava, una maestra de escuela, joven, soltera, -con los ojos muy pequeños-, decían de “pitiminí”, y que se llamaba Doña Amparo.- La susodicha maestra estaba hospedada en la casa del “Porro”.- Esta tenía un hermano también soltero, alto, espigado, con el pelo muy ondulado, joven, apuesto, y que pretendía ser torero –la verdad es que más tarde lo consiguió llegando a ser matador de toros de cierto renombre, pasando en la Nava temporadas con su hermana, que dicho sea de paso también se caso en el pueblo, con un hijo de Doña  Teresa, el “Toño”.- Pues el mencionado hermano, de nombre “Emilio Redondo”, se entrenaba a diario en el corral que el “Porro” tenia pegando a la carretera, toreando de salón con el capote y la muleta.- Como es lógico, este individuo, por su planta y por su oficio artístico era el colmo de las aspiraciones amorosas de la mayoría de chicas casaderas de la Nava, y cuando así se lo manifestaba la gente al “Porro” en tono jocoso, en la tertulia dominguera del casino, jugando al truque, siempre contestaba de una manera graciosa, siguiendo la broma– ¡El “Reondo” es “pa” mi Lola! ¡”Sacabao”! ” .-


         A continuación, siguiendo por la “Callejón”, en el mismo vértice, estaba la casa de “Manolo el Alpargatero”, que daba nombre al referido callejón.- Manolo era un hombre ya mayor, que estaba cojo,  -con un pié deforme a partir de la rodilla-, que usaba una garabata estilo pirata –un palo recto, con un pequeño traversal en la parte superior forrado de paño y en la parte de abajo una cuña de goma.- Manolo estaba casado con la “Leónidas”, mujer discreta, “bajota”, y con toquilla de lana fina.- Entre ambos regentaban un pequeño negocio de comestibles en la planta baja, en la habitación que daba a la calle a través de una puerta de doble hoja.-En dicho negocio, además de despachar los elementales productos de ultramarinos y frutas, servían vino al por menor, y copas de coñac y anís.- Por tal motivo este negocio era una mezcla de comercio y bar.-



        También había una vivienda en la cual vivieron el “Picón” y su mujer “La Milagros”, que ocupaban en muy pequeño espacio lo suficiente para albergar al matrimonio y cuatro o cinco hijos.-


      
       En el referido Callejón ya no había más casas, a excepción de la parte trasera de la vivienda de “Pernales” de quien hablaremos más tarde, por lo que debemos volver al “Perchel”, encontrándonos en el chaflán frente al “Porro” la casa de “Atanasio el Pregonero”.- Este sujeto es quien realizaba la función pública de hacer  llegar a todos los vecinos los recados municipales y los acontecimientos de toda índole –llámense comerciales, lúdicos o sociales- de la manera más sencilla, es decir a voces por las esquinas.- Estaba casado con la “Leonarda”, y tuvieron un hijo “Fidel” que se casó con la “Candida” y eran los usuarios de esta vivienda cuando ambos faltaron.-



          Lindando a esta, en la misma acera, venían dos casas pequeñas, la primera era del “Chulo” el Viejo, que estaba casado con la Juana, y eran los progenitores de la “Chula de Pericales” y de la “Esperanza de la Juana”, la mujer de Andorra.- Y la segunda que era la casa de “Patarra”, hermano del “Moreno” el de la “Madalena”.- Este “Patarra”, era un hombre mayor, alto como su hermano pero mucho más delgado., con una gorra de fieltro negra y mugrienta y con una blusa negra que le llegaba más debajo de las rodillas.- De estado soltero a pesar de sus cincuenta y tantos años, no se llevaba bien con el agua, desconocía lo que era el jabón, y siempre llevaba la misma ropa por lo que el “perfume” corporal estaba asegurado.- Tenía sus tierras y trabajaba además como jornalero, razón por la cual no le faltaría para comer, pero siempre le gustaba de pegar la gorra a cualquier persona que se ponía a tiro.- Su “jugada” preferida era la de esperar a la hora de comer para presentarse en casa de familiares o amigos, a los que sorprendía en plena “faena”, tomando asiento sin que nadie se lo ofreciese.- Luego finalmente se casó con una mujer de una aldea cercana, trasladándose a vivir fuera.

  
   Estas dos casas pequeñas fueron compradas posteriormente por “Pernales” y derribadas las mismas construyó sobre el solar una casa nueva.- Esta era amplia, con una puerta de doble hoja de acceso y dos ventanas grandes a los lados: una daba luz a la barbería y la otra hacia las veces de despacho de  asuntos varios.

     “Pernales” era barbero, practicante, agente de seguros, farmacéutico, empresario y comisionista en la recogida y venta de esparto, agricultor, mediador en conflictos, cobrador de igualas del médico, y otras muchas más que no relato por riesgo de ser pesado.- Estaba casado con la “Valentina”, una mujer alta, mimbreña, que debió ser muy guapa de joven.- No era de mucho hablar, y a pesar de tener carácter yo siempre la recuerdo con una sonrisa en el rostro, además les puedo asegurar que no habrá nacido mujer más buena, honrada y noble que ella.-



    Era prima hermana de mi padre, y no puedo resistir la emoción al recordarla pues era extremadamente querida en mi casa.-

    Tuvieron varios hijos.- La Lola, que fué mi madrina, y que se casó con “Parejo”.-


   Tomas” el varón mayor, que murió muy joven, y que era quien atendía en la barbería.- El “Ñoño”, tosco y un poco  arisco, que se dedicaba gustoso a la labores agrícolas.- 


   “La Yayo” otra mujer, segunda de la familia, que se casaría con Esteban, de la Roda, y se fueron a vivir a la provincia de Tarragona.-


   El “Amerete”, otro “amigo” que necesita varios folios para retratarlo, pero solo diremos que se dedicó estudiar, iniciando el bachiller, la carrera eclesiástica, el magisterio, etc.. Lo cierto es que estaba dotado de una manifiesta inteligencia natural, siendo además famoso por su sentido del humor, los chascarrillos populares, y su ironía sarcástica.- Y por último “Ferna”, trabajador y afanoso donde los haya, desde muy joven se dedicó a ayudar a la familia en todos los quehaceres, la barbería donde llegó a ser un gran peluquero en Albacete, colocándose en el Hospital, laborando además en otros menesteres como autónomo;  (tengo que decir es que lo quiero como a un hermano).-

   

          Lindando a esta, venia la casa de “José el de Federin”, una casa pequeña, con una puerta de hoja partida, por donde a través del pasillo entraba la burra hasta la parte interior en donde estaba el corral y las cuadras.-  A la derecha de ese este pasillo se accedía a la vivienda en sí y a una escalera que subía a las cámaras.- Estaba casado con la María, una mujer de tez clara, regordeta, con los pelos que recogía en un moño siempre.- Tenían tres hijos: José, Amadeo, y la “Muda”, que era más bien bajita, de facciones agradables, ojos expresivos y eso sí más lista que el hambre.- Estaba siempre en la calle y a pasar de ser sordomuda era muy querida por la gente.-



        Continuando por la misma acera a continuación llegábamos a la casa de “Emilio el de Menas”.- Era una casa de tipo mediano con puerta de acceso, venta y puerta del pasillo al interior, con planta alta para cámaras.- Era Emilio un hombre más bien bajo, con gorra de visera pero al estilo amplio, como casi de plato.- Fumaba y llevaba permanentemente el cigarro en la boca.- No solía llevar blusa.- Estaba casado en segundas nupcias con la “María de Menas”, más alta que él, con moño y buena planta.- En cuanto a la descendencia, Emilio aportó un hijo de su matrimonio anterior que se llamaba Manolo.- Luego con la María, tuvo varios hijos: La “Rosica”, bastante apañada por cierto; la “Marieta”, que trabajaba de oficiala en la sastrería del “Tábano”( mi padre),  La Encarna, que murió joven; Pedrín, Valentín y Antonio, todos varones y bastante parecidos, y que siguieron la tradición del trabajo  en la albañilería.- 


        A continuación de esta casa venía un edificio grande de dos planta, con al menos quince metros e fachada y que ha tenido varios destinos a lo largo del tiempo.- Empezaremos diciendo que de lo primero que tengo noticias es que cuando tenía una sola planta esta albergaba el primer casino instalado en la Nava.- Era el casino de “José el del Casino” –que paradoja-  . Hijo de “Eusebio” un mayordomo que tenia Don Mateo Sánchez el cacique por excelencia de la Nava, y tenía un hermano, Paco, que emigró a Argentina.- También tenía otra hermana “La Justa” que se casó con “Fabri”.- En este local desde principios de los años veinte se venían celebrando los bailes por San Pascual, los dedicados a la “roseras” en la época de recolección del azafrán, en las Navidades, fiestas señalada y en las celebraciones de bodas o similares.- Mientras tanto, a diario, se jugaba al truque en meses con pies de hierro y placas de mármol.- Era un bar que daría gusto ver ahora con sus luces de carburo y densa humareda de tabaco y sudor.-


      Más tarde construyeron en la planta superior otro local con la misma superficie que la de abajo, al cual se accedía por una escalera empinada, y que fue también dedicado a Bar, por que el de abajo ya se había cerrado.- Este bar era explotado por “Paren”, un individuo chaparrote, con la cabeza gorda y boina, que lucía permanentemente la colilla del cigarro medio apagada, barba de varios días y que era ayudado por su mujer la Margarita.-  También tuvo su época de cierto apogeo, lo único que pasa es que ya no se celebraban ahí los bailes, pues se había abierto el salón de “Indalecio”, (enfrente) y era este el que tenía la exclusiva.- La parte de abajo, una vez cerrado el bar de José, fue adquirida por “Ubaldo”, el cual la dedicó a almacén de la tienda de ultramarinos, tejidos e hilados, que tenía enfrente.-


      Justo en esta parte de la calle, entre esta casa y la tienda de Ubaldo, era el sitio o parada del autobús de línea (La Requenense), algo que no podíamos olvidas los más jóvenes que solíamos acudir en busca de alguna novedad.


          Después de este edificio ya venía la casa de “Florián” y la “Saturna” deformativo de Saturnina,.- Constaba de dos partes, la primera estaba dedicada al despacho de tabacos (-a la “Saturna” se la conocía como la “Estanquera”) y más tarde también se repartía pan, queso y leche provenientes de la ayuda social en los años del hambre (Cáritas) .- Y la parte siguiente ya en chaflán del recodo que finalizaba la calle era dedicado a la casa familiar.- Además del matrimonio, vivía con ellos una hermana de “Saturna”, que era la “Angelina” conocida por el lector al ser ya referida anteriormente.- Aparte, Florián y su mujer tuvieron dos hijos: La “Josefina” y Joaquín , un buen muchacho que se casó con la Teresa de “Bernardete” y se fueron a vivir a Albacete.-
  


    Aparte, Florián y su mujer tuvieron dos hijos: La “Josefina” y Joaquín , un buen muchacho que se casó con la Teresa de “Bernardete” y se fueron a vivir a Albacete.-


        Después de haber doblado la esquina de la Saturna, la primera casa que nos encontrábamos era la de “Manuel el de la Clotilde”, hombre orondo más que gordo, con la cara redonda, fumador empedernido, muy buena, buena, buena persona.- Era socio de “Pernales en las contratas de recogida y venta de esparto”.- Estaba casado con la “Plasedes de Manuel”, una mujer alta y fina, bastante apañada.- Tuvieron un solo descendiente, su nombre: José, su mote “El Tieso”.-


      Detrás de esta, ya aparecía la Tienda de “Cara-Ancha”.- Regida por el susodicho.- Era una casa pequeña, con una parte raquítica dedicada al despacho y la parte de la derecha a vivienda.- El amigo “Cara-ancha” hacia justicia a su apodo. Era cabezón, pero lo que más prominente era su cara, más gorda que un pan de los “Pocicos”.- Buena persona, simpático y algo bromista.- Estaba casado con la “Filomena”.- No tuvieron hijos.-

        A continuación de esta venía la casa de la “Adela” de Donato, mujer de enorme humanidad, y no tiene doble sentido esta afirmación.- La cara gorda, el pelo blanco.- Esta casa era grande, con vestíbulo de entrada y dos habitaciones grandes una a cada lado y con ventanas a la calle. Dentro tenía varias estancia y arriba habitaciones y cámaras.- La “Adela” solo tenía un hijo Indalecio, y otra llamada “Manola” que se casó con Juan Manuel el de la tienda, pero murió recién casada.- Se casó con “Rión” que murió joven.- Le gustaba recibir visitas (mi padre y yo podemos contarnos entre ellas), para hablar y “cotillear”.-


         Con la casa de la Adela, se acababa la acera de la derecha, por lo que cruzado enfrente, había dos o tres casas muy grandes, pertenecientes a familias adineradas, entre ellas, la primera la de Doña Lola, señora viuda de Don Aurelio Alcántara, con mucho porte, que tenía una hija muy guapa, llamada Maria-Rosa, y además recuerdo a sus nietas Maria-Rosa, Natalia y a su nieto Aurelio.- Después esta la casa del “señorito” Don Amaro del Castillo, alto muy alto y delgado, casi siempre vestido al estilo colonial, estaba casado con una señora morena, regordota, que se llamaba Doña Carmen,  y que tenían tres hijos, uno varón que se llamaba Manolo, y las dos hijas, Mari-Carmen y Sagrario.- Descendían de Hellín y pasaban medio año en la Nava, desde la primavera al otoño.-  Después venia la casa de “Herminio” un hombre que vivía la mitad del tiempo en Pozo-Hondo donde tenía también propiedades, y que era hermano de Julián, propietario que viene a continuación; estaba viudo y no tenía descendencia.- Y por último enfrente justo de la Adela, y haciendo chaflán con la calle de las Eras, estaba la casa de Julián, un hombre no muy alto, que también usaba blusa que tenía bastantes propiedades.- Estaba casado con la “Carmenceta”, apodada así por su corta estatura y escasa corpulencia, y tenían una hija, Rosario, que se casó con Julián Mora, el veterinario de Peñas de San Pedro.-


    Luego, había que cruzar la calle de las Eras, para encontrarnos con la casa de “Fabri”, que ya nombramos de pasada anteriormente.- Estaba casado con la Justa.- Descendía de “El Salobral” y tuvieron bastante descendencia.- Una hija, Isabel, que se caso con uno del “Berrolo”, la Fuencisla que se caso con “Chicharra”, la “Lola” que emigró y se caso en Elda, y José, el único varón.-

       A continuación venia la casa de las “Hermanas Cócoles”, las tres solteras y muy beatas, que se llamaban Cleofé, Antonina y Crescencia.- La casa era muy amplia, con bastante facha, y las tres tenían bastante propiedades agrícolas.- Mantenía excelentes relaciones con el cura Párroco, y eran asiduas a los oficios religiosos.-


       Colindante estaba la casa de la “Juan-Juliana”, que estaba casada con Rafael el de Fusiles, y que tenía tres cuatro hijos, Vicedo el hijo varón, Avelina, la mayor, que murió soltera y muy joven, la Benicia que se casó con un hijo de Luís el de Telares, y la Anita, que se marchó para Valencia y allí se casó.-

       Venía después una casa pequeña en la que vivía la “Crescencia de Vicilio”, viuda, con varios hijos, entre los que solo recuerdo a la “Piocha” y a Juan, uno muy “burraco” que estaba de mulero casa de Julián.- Justo al lado estaba la casa de la “Pitera”, una mujer alta, delgada, viuda, que tuvo varios hijos, Manuel el “Pitero” que se casó con la “Chiquiteta”, el “Ruso”, rubio y que alternaba la agricultura con la albañilería, y el “Eulogio”.-



       Por último estaba una casa también muy pequeña, en la que vivía “Jose Guebo”, el “barbero”, que estaba casado con la “Teresuca”, y que tuvieron varios hijos, de cuyos nombres ahora mismo no me acuerdo.-


       Ahí en ese tramo vamos a dividir esta zona con la calle Mayor, que describiré en el siguiente capitulo.- Por lo tanto tenemos que cruzar la acera y volver en dirección al principio, encontrándonos en el chaflán a la tienda de “Ubaldo”, con el local con acceso por la misma esquina y a continuación la casa particular.- Estaba casado con la “Josefa” , y tuvieron varios hijos.- El único varón Antonio, que se casó con Doña Josefina, la maestra de escuela, luego eran cuatro hembras, la María, la “Fina”, que se casó con un hijo de Apolonio, de Peñas de San Pedro y allí se fue a vivir, la “Lucre” que se casó con un hijo de “Pajillas”, y la “Mati”, alta y morena, que se caso  en Murcia.-

       Después, siguiendo por la acera, venia la casa de “Froilán”, un hombre bajo de estatura y muy serio, que estaba casado con la “Carmenceta”, y eran padres de “Joaquinete el Aperaor”, y de la Consuelo, que se caso con Ventura, y vivían en las Casas de Arriba.-

      
       Inmediatamente estaba la casa de “Dominguin”, alto y enjuto de cara él, casado con la “Avelina”, una mujer siempre negro, discreta, y con la piel muy blanca.- Tuvieron un hijo varón apodado “Tarina”, un poco ligero de “cascos”, y dos hijas, la Carolina, que se casó con “Chulletas”, y la “Rosica”, que murió muy joven, con diecinueve años, muy apañada, que era novia del “Aguelete”.-


       Por último, y antes de llegar a la casa de “Pepe el Carnicero”, estaba la casa de “Chulletas”, que era una parte, bastante pequeña dedicada a tienda de “comestibles”, y el resto a vivienda.- El dueño era hermano de “Pericales”, bajo de estatura, delgado, con un bigotillo fino y recortado, y le gustaba ir al casino y jugar al dominó.- A pesar de que su mujer murió joven tuvieron tres hijos, un varón de nombre “Juanjo” y dos hijas, la “Mari” y la “Ita”.-



      Ahí prácticamente terminaba “El Perchel, pues si bien la casa de “La Ramona y Pepe el Carnicero” estaba en el chaflán, esta ya fue descrita en la Placeta del Pozo Rubio.-




     Se que muchas cosas no se han hecho constar, pero tengan la seguridad de no haber sido a propósito.- He querido darle agilidad al relato, pero la verdad es que cada una de las casas descritas tienen historia para un libro entero.-


     Un abrazo, pido perdones a quien corresponda, y expreso mi más inmenso cariño a la Nava de nuestra infancia.-
















1 comentario:

  1. Grata sorpresa navegando por la red, encontrar la descripción de la “Calle El Perchel”, ¡mi calle! pero ya renombrada “Gran Vía”, curioso y entrañable.

    Quiero agradecerle con todo mi cariño la foto publicada de la infancia de mi padre, montado en el caballo, me ha hecho sentirme más viva y orgullosa, si cabe de mis raíces, mi familia y mi pueblo. Gracias de todo corazón, seré una seguidora de sus publicaciones. Almudena

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