ESTAMPAS DE MI PUEBLO

ESTAMPAS DE MI PUEBLO

viernes, 20 de noviembre de 2009

LA PLACETA DEL “POZO-RUBIO” (Semblantes de AYER y HOY)


LA PLACETA DEL “POZO-RUBIO” (Semblantes de AYER y HOY)
       Era y es el corazón del núcleo o barrio de las “Casas de Abajo”. Recibía su nombre por estar presidida por el “Pozo Rubio”, pozo artesano, tipo árabe, cimbrado de piedra artesanalmente, con un diámetro de 1,50 metros, y con una profundidad que podría alcanzar los 25 metros.


     Estaba flanqueado por dos piletas alargadas, una a cada lado; la primera de ellas de piedra viva, fabricada a base de puntero picapedrero; la segunda ya más moderna, hecha a base de piedra y cal hidráulica revestida con cemento liso. El brocal era tapiado en redondo con piezas de piedra tallada a base de puntero y maceta, sobre las que se erguía dos pilastras cuadradas rematadas por un arco de medio punto al estilo de yugo-partido, todo también de piedra burdamente tallada, y desde el que se descolgaba a su vez una gran “carrucha” de hierro, casi siempre sin engrasar y cuyos chirridos se escuchaban todo el día con monótono desgranar. El remate, una larga soga, cordel o maroma, dependiendo muchas veces del cubo o recipiente, y que al desaparecer con cierta frecuencia obligaba a las familias a proveerse de una con carácter particular; ¡yo recuerdo de ver colgado de un gancho en la pared del corral de mi casa la soga del pozo y el cubo para sacar agua!


    Y ahora viene lo más importante, el líquido elemento no era potable, tampoco era enorme su caudal, pero si suficiente, este variaba en función de las épocas de lluvia que aumentaban o disminuían los “veneros”, pero puedo asegurar que en cuanto a sabor era algo “insufrible”. Por eso solo se usaba para abrevar a los animales y para fregar, dos funciones tan relevantes como necesarias en aquellos tiempos.-


    En el fondo y con el fin de administrar los veneros de agua se había cavado una oquedad en circunferencia bastante extensa, (según la leyenda del lugar era esta tan amplia como la misma plaza). Solo recuerdo que se limpiara oficialmente por “poceros” (obreros cualificados), una vez, y fue todo un acontecimiento, pues tal y conforme se iban vaciando los “zaques” (grandes cubos de cuero), llenos de cieno, la gente rebuscaba con ahínco tratando de encontrar adminículos que en su día fueron arrojados en su interior con el solo fin de hacerlos desaparecer por sus propietarios llevados por alguna circunstancia, o simplemente por caídas involuntarias.- (Algo de ello apareció para alimentar las leyendas del lugar) .



 
   Respecto a las dimensiones de la cueva del fondo, me viene a la memoria el relato que mi padre hacía, …“en mis tiempos de mozo, y tras un largo periodo de sequía, aprovechamos la limpieza del pozo rubio para una vez terminada bajar toda la pandilla de amigos con candiles de aceite y carburos, pudiendo comprobar las grandes dimensiones de la cueva; la misma era mayor incluso que la plaza y que alguna de las casas estaban construidas encima de ella, lo que nos alarmó pensado lo que podría pasar si se hundía; asimismo vimos las cuevas de lo veneros de agua, incluso puedo deciros que hicimos una “cuerva” al terminar y nos la bebimos allí dentro”…..  Bien, pero sigamos con la descripción de lo que nos ocupa, que en este caso es la placeta, retratada más o menos a finales de los años treinta.

    En la plaza en sí, a pesar de ser el centro neurálgico, o al menos compartido de la aldea, no existía ningún establecimiento, ni edificio oficial. Su forma no era redonda, sino en forma de rectángulo imperfecto. Tampoco era totalmente llana; a la derecha entrando por la calle de acceso desde la carretera, se levantaba ligeramente, bajando por la izquierda, quedando divida prácticamente en dos por el “Pozo Rubio” y los dos abrevaderos de animales que ya se han descrito.

    En la parte derecha, la mayor, además de ser el sitio habitual para jugar al fútbol, (con pelota de trapo o cartones forrados de lana), o cualquier otro juego de chavales, también era la zona del comercio ambulante; recuerdo que allí se colocaban los camiones llenos de mantas que pregonaban con arte los denominados “charlatanes” (.. “y a la valiente persona que diga para mí, además de este lote de mantas, le entrego esta, y esta, y esta otra, y si no tiene bastante le regalo hasta el camión…),. O los carros con fruta, los burros con aceite, y sobre todo era el sitio en donde se instalaba la plaza de toros, (con palos de madera de pino y carros), para las fiestas mayores de San Pascual Bailón, los días 17 y 18 de Mayo.


    En la parte de izquierda, cuesta abajo como digo, era más zona de paso; por allí pasaba el “ganao” (cabras y ovejas), camino del “lavajo” donde normalmente abrevaban. Gran escándalo y polvareda armaban con tanto balidos y toques de cencerro, y sobre todo era curioso de ver el rastro de en la tierra de suelo que dejaban, con las huellas de las pezuñas y el manto de “cagarrutas” negras. Ni que decir tiene que el pavimento era de tierra, piedras y guijarros, donde podíamos jugar sin miedo, al “guá”, a la “píndola” o al ”arrimaillo”, lo que aseguraba a diario “esollejaos” en las rodillas y en los codos o agujeros en las “chambras” y pantalones

   De esta plaza nacían cinco calles. Tomando como referencia una esfera de reloj orientada en las doce al Norte; a la derecha, más o menos en las tres, nacía la calle del cine denominada “Avenida de José Antonio” que llegaba hasta la misma carretera comarcal; hacia las dos, lo hacia el callejón de “Francisco el Panadero”, cuyo nombre oficial era el de Calle del Villarejo, y que era el camino para ir a la escuela; a las once mas o menos nacía el callejón de “La Blanca,” calle que nunca tuvo nombre y estaba cortada a unos quince metros; a las nueve, se iniciaba otra calle esta más principal, popularmente se le conocía como el “Perchel”, pero su nombre oficial era “Gran Vía”. En ella se ubicaban varias tiendas de ultramarinos, y para las fiestas los celebres “pelilleros”; y por último, a las siete, nacía mi calle, la calle de La Iglesia, también conocida peyorativamente como la calle de los “Gitanos”; era una calle ancha en su inicio y con cuello de botella al final; desembocando casi en la plaza de La Iglesia Parroquial, previo engarce con la calle Mayor.-


   En cuanto a la configuración de la Plaza, pues empezaré siempre en el sentido de reloj antes citado, por la casa de la esquina “el bar de la “Iridia“ y de la “Sagrario”, hermanas, viuda y soltera respectivamente, alta ,delgada, seria, de pocas palabras, la primera; baja, regordeta, y “temblona” la segunda. Regentaban el bar no de forma permanente, pues abrían solo cuando algún cliente demandaba servicio (me acuerdo de ir alguna vez que otra con amigos de la infancia para que nos abriese la puerta y solos jugábamos una partida al dominó a cambio de seis reales (1,50 pesetas). La puerta del bar, de dos hojas, con tableros de madera desmontables para la protección de los cristales, daba a la plaza. Ellas vivían en la vivienda aneja cuya puerta daba a la calle del Cine. Luego traspasarían el bar a Manuel “El Pitero”, que ya lo explotaba a diario, y que junto con su mujer Josefa “La Chiquiteta”, (cariñoso apodo a los valenciano), pero que aquí se aplicaba por aquello de la altura, atendían a la clientela. Ahí se vestían los componentes del equipo de fútbol local, ( no recuerdo bien si su nombre era el “Reactor F.C”), cuando se celebraba algún partido contra rivales de pueblos vecinos. Lo empezó a promocionar “D.José El Maestro”, y participaba, “Justo” de portero, con “Amerete”, el “Tieso”, y el “Pitero” en la defensa, con Luís el de la Mónica, Julio el de “Culebras” y “Rafa” el de Antón, en la media; y en la delantera, “Ferna” el de la Mónica, Andrés el de la “Luceceta,” “Pepico” el de la Ramona y el mismo D.José.- (¡Que equipazo!), no ganaban ni un partido, pero que emocionante resultaba verlos jugar en las eras, con porterías sin redes, y el campo cercado con una soga y cuatro puntales. Por cierto, de uniforme al principio nada de nada; me acuerdo de que mi padre le prestaba a “Amerete” unas botas de lona para jugar, atadas hasta la pantorrilla, por que el las usaba los día de lluvia. Luego ya incluso llegaron a compran camisetas para todos, blanquiazules, y los pantalones de deporte cada uno aportaba los suyos, que en muchos caso no eran del mismo color.


   Bueno sigamos con la Plaza, a continuación venía la casa de Tomás el de Eloy, con puerta de la vivienda y portadas para las mulas, grande (cogía el carro y la galera), también tenia una ventana con reja; creo que tenían macetas; Tomas era buen hombre, llevaba gorra y blusa negra, estaba casado con la Ascensión del “Cacho”, delgada y de mediana estatura, con pañuelo a la cabeza y vestida casi siempre de negro; tenían varios hijos. Yo recuerdo a Paco que se casó con la “Llanetes” del “Mono” , la Consuelo que se casó con Fernando el Aperador; Vidal, buena persona, pero tartamudo, con bigotillo y boina, que se casó con la “Moreneta”, y la Eladia, alta, soltera, y que era la    “ guarina” de la casa.-

    A continuación venia la casa de la “Josefa de Cresente”, la madre de “Pichi”.- Era una casa grande.- Hacía chaflán con el callejón de Francisco el Panadero; a la Plaza daba una puerta y una ventana, y al Callejón, otra puerta que daba acceso a la carnicería que en su día llegaron a regentar y otra puerta con ventanillo que daba acceso a la casa. La Josefa era una mujer muy alta, corpulenta, fuerte, algo hombruna, colorada, y se quedo viuda joven, pero con su trabajo sacó para adelanta la casa y crió dos hijos: la Magina, bastante apañada, que se caso con Manolo el tratante, y el Pichi, que fue sin duda el galán o Don Juan de la Nava, en aquella época; tiene mucha historia este personaje pero digamos que tenia fama de gallito, y mujeriego.


   Luego venía la casa de “Marcelino el Cabezón”. Esta casa no daba a la Plaza, si no al callejón de Francisco. Su dueño como su nombre indica tenía una “almendra” privilegiada; no era muy alto, vivía prácticamente de las rentas por que tenía algunas tierras, sobre todo viñas; el suministraba vino a media Nava, y además jugaba muy bien al tute (dicen que llevaba las 40 cartas de la baraja en la cabeza) ¿?.. Estaba viudo no me acuerdo de quien, lo único que se es que vivía solo, pues no tuvo descendencia y que era familia de la Josefa de Cresente. Seguramente cuñados.

   Enfrente, estaba la casa de la “Luciana”. Era una casa grande, que formaba chaflán entre el Callejón de Francisco, y el Callejón de Paco el de la Lola. La Luciana era una mujer de mediana estatura, delgada, con cara de persona feliz, pero al decir de las gentes “demasiada tranquila”. Estaba casada con “Primitivo”, también buen hombre, no muy alto, con gorra, blusa y pantalones de pana; tenía tierras que el mismo cultivaba y vivían bien; solo tuvieron dos vástagos: Francisco “Parejo”, que se casó con la “Lola de Pernales”, y que cultivaba la heredad de la familia; y Josefa que ya hemos mencionado por ser la cónyuge del “Pitero”.


  Por la izquierda, lindaba el edificio de la “escuela de las chiquillas”. Ocupaba esta la primera planta a la que se accedía por unas empinadas escaleras. Yo de este edificio puedo contar poco por que a los chiquillos no nos dejaban entrar, pero me quedo con la imagen de ver bajar a todas las chiquillas bajando corriendo al recreo, a jugar a la placeta, con un “chillerío” enloquecedor.

   La parte de abajo, y toda la edificación colindante por la izquierda era la casa de “Bernardete”. Era una casa grande, con grandes portadas, con un gran corral por delante, y casa al fondo, a la derecha y a la izquierda. El dueño era agricultor de los principales de La Nava, con bastantes tierras y dos o tres pares de mulas, tenia por tanto, mulero, ganado, y bastante dinero en propiedades. Bernardete, era pequeño, de baja estatura pero la persona más trabajadora del pueblo, su afán por el trabajo traspasaba la línea de la normalidad. Recuerdo la anécdota que todo el mundo conocía, y que es una vez iba andando por la carretera, con dirección a Pozo-Hondo para hacer unas gestiones y fue alcanzado por una vecino, no recuerdo quien, que le invitó a subir en la camioneta y aliviarlo del paseo, pero contestó “…. No, no subo, que llevo prisa…”.- Estaba casado con la “Morena de Bernardo”, buena mujer, enjuta, con una leve sonrisa en los labios, con los ojos grandes, y el pelo canoso, casi blanco, y ondulado.-

   Tuvieron varios hijos; la Teresa, que se casó con Joaquín el de la “estanquera”, Julio, de baja estatura y que hablaba siempre bajito, que se casó con la Consuelo del “Porro”; “Repisca”, buena persona, al que no se le ha conocido “romance” alguno, por lo tanto sigue soltero; creo que es bastante inteligente –esto no tiene que ver nada con lo anterior-; la “Avelina”, alta, delgada y bien parecida, aunque corta de vista, que se casó pronto con Guillermo el Guardia-Civil, y se marcho fuera; y por último, “La Paca”- Esta si que era rara de verdad (en el buen sentido de la palabra); nunca salía de la casa, siempre estaba detrás de los visillos. A pesar de su “clausura“ tuvo varios pretendientes, entre ellos “Cartuchito” enamorado perdidamente de ella.

    Siguiendo por la izquierda estaba la casa de “La Rogelia”; otra casa tan grande como la anterior, y de unas características parecidas; tenía unas grandes portadas que daban acceso a otro gran corral, con un pozo en medio, a la derecha, una habitación noble a la calle, y las naves para el ganado y las mulas; a la izquierda un porche corrido, y al fondo, la casa, en planta baja y como cámaras en la parte superior; al abrir la puerta se notaba el frescor, y el buen olor a pan y vino. La Rogelia estaba casada con “Emiliete”, bajo y regordete que murió pronto. Tenían bastantes tierras de labor y viñas, y dos o tres pares de mulas también. Recuerdo que en el “porche” de la entrada, una vez al mes, venia el “esquilaor”. Daba gusto ver arreglar a las mulas y a los burros, reparándoles los cascos y cortándoles artísticamente el pelo, poniéndoles el “hacial” en la boca a los más rebeldes. La Rogelia tuvo tres hijos: Antonio, que se caso con una de la aldea de “Casablanca”, “Emiliete”, que se caso con “La Piocha”; y “La Filo”, que se casó con Antonio el del Fontanar y es la que cogió las riendas cuando la Rogelia faltó. Tenían en el camino de la Noria, un Pozo que daba el agua potable y buenísima. Nosotros íbamos a por agua con los cántaros y la carretilla.


   En la parte de la izquierda, había una pequeña cuadra, que guardaba la mula “Angeloro”, y que servía para enchiquerar a la vaca en los festejos de San Pascual Bailón. Esta cuadra ya estaba en “El callejón de “La Blanca”.-

   Entre esta cuadra y la casa de “Angeloro”, se extendía el “Callejón de la Blanca”.- Al fondo, a la derecha estaba la casa de Cipriano “El Mono” y de su mujer “La Llanos”.- Tenían varios hijos, Eugenio, cojo por deformidad en el pié derecho y que se casó con la Llanos de “Manonegra”; otro “Morote”, moreno y con bigote, que se casó con la “Pepita del Alpargatero” –bajita y con las piernas muy delgadas-; la María-Dolores, (extraordinaria mujer por buena persona), que se casó con Antón Cano;, la “Llanetes” –morena con el pelo “anillao”-, que se casó con Paco el de Eloy.- Tuvieron otro hijo que no se como se llamaba y que mataron en la guerra.-Yo me acuerdo de “Joseón”, uno de sus nietos, que a pesar de ser un poco bestia, jugaba muy bien al fútbol, sobre todo con la pierna izquierda.- Era muy moreno y “descuidao”, tremendamente peludo, con la cabeza y cara envuelta o recubierta de una buena y espesa mata velluda.



    Luego, la casa de “La Blanca”.- Pequeña, con la planta baja y una cámara en la parte de arriba. Estaba casada con Pepe “El Blanco”.-Era un hombre muy “sánsaro”, que siempre iba con su bicicleta, pero sin subir en ella; la llevaba de la mano.- La “Blanca”, era una mujer alta, gorda, basta y muy morena, con el pelo liso, –lo de blanca le venia por su lugar de nacimiento (Blanca) Murcia-. Estaba desdentada y siempre hablaba a voces pese a su “media lengua”. Era una mujer muy escandalosa, todo lo contrario que su marido que se pasaba los meses enteros si articular palabra.- Hubo una época en la que pusieron un pequeño bar en la parte baja de su casa –El bar era un mostrador de dos metros de madera, y dos mesas con sillas también de madera.- Lo curioso del bar era el nombre con el que le bautizaron “Salsipuedes” .(-la verdad es que resultaba difícil salir del bar borracho “perdío” de vino y “michirones”-).


    Luego a la izquierda esta la casa de “El Diablo”, un hombre alto y delgado, con cara afilada, nariz aguileña, gorra con bisera y blusa al uso.- Estaba casado con la “María-Antonia”, una mujer de mediana estatura y pálida, de salud delicada.- Tuvieron varios hijos;: el “Zoco”, que se metió a la Guardia-Civil y se casó con la Ascensión de Bautista (prima-hermana mía), el “Boca-cepo” que se casó con una hija de Tomás el de Eloy; y el “Chinche”, pequeño, medio rubio y medio “pelao” con gafas, que se casó con una de las “Abuzaeras”.-



   Luego, la casa de “Angeloro”.- Alto y delgado, con gorra de bisera y cara afilada.- Estaba casado con la “María de la Roseta”, y tuvieron cuatro hijos: Ángel, que se metió en el seminario; Pedro, que luego estudiaría carrera universitaria, “Serapiete”, que estudio Medicina en Valencia, y la mas pequeña que se llamaba Virginia.-

   A continuación, ya en la “Placeta del Pozo-Rubio”, venía la casa de las ”Hermanas Córcoles”, las hijas de “Juan-Vicilia”.- Era una casa grande y bastante bien arreglada, olía a familia acomodada, en ella vivían la Crescencia, la Antonina, la Cleofé, y Clemente, que luego se casó con la “Teresica” y se instaló en la Carretera, ejerciendo el oficio de carpintero.-Este Clemente tuvo cuatro hijos: Paco que se alistó en la marina, Rafael que era su ayudante en la carpintería, la “Mariate” y Antonio –ambos con minusvalía física-, pero este último con una mente privilegiada.-Daba clases de pago y la verdad es que practicaba con acierto el magisterio, aunque fuese como intruso.


   Lindando con esta y formando chaflán, estaba la casa de mi tío “Antón Panal” el carnicero.- Constaba de dos plantas, en la baja y en el mismo chaflán estaba la carnicería, una habitación de dormir, el comedor con la escalera que subía a las cámaras, y una cocinilla.- En la fachada, enjalbegada de tierra blanca destacaban dos paramentos de un metro cuadrado mas o menos cada uno, alicatados de azulejos blancos, con un gancho bastante grande en la parte superior –esto se usaba para colgar las reses y ahí descuartizarlas-.Siempre se notaban las huellas de los sacrificios viendo los restos de sangre en la pared.- Antón estaba casado con la “María de Mellinas”, mi "tia María", sacrificada y trabajadora como ninguna. Cada vez que mi tío mataba una res, le ayudábamos mi primo Mariano y yo a sujetarla en una silla, colocando las manos y las patas a través de las tablas del respaldo, y sujetando una fuente para recoger la sangre de la res, luego tan pronto como mi tía ponía en la lumbre para que se cociese en una sartén, nosotros esperábamos que se terminase atizando la lumbre, para que antes de sacarla al mostrador para venderla comernos un buen trozo por que estaba riquísima.-  Tuvieron cuatro hijos: Antonio, Pepe, Rafa, Mariano y la más pequeña “La Mari”.- Con el tiempo mi tío abrió dos carnicerías en la capital, en Albacete, y terminaron todos por irse a trabajar allí.- A pesar que ahora mis tíos ya no estén aquí, su recuerdo sigue tan vivo como siempre.-


   Ya en dirección al “Perchel”, venía la tienda de “Cano”, con baldosa, con fachada fratasada en cal hidráulica, con una puerta de doble hoja y una ventana desde la que se veía el interior del mostrador. En el poyo de la ventana solía apoyarse mi padre y desde ahí, fumándose un cigarro ver pasar a la gente, saludando a unos y a otros.- Dentro se podía percibir la mezcla de olores de todos los ultramarinos y coloniales, -bacalao, laurel, patatas, pimienta, especias para los “mataeros”, tripas en sal para embuchar- etc…..


  Junto al lado estaba otra tienda la de “Juan-Manuel”.- Con más o menos las mismas dimensiones, en la fachada constaba de dos puertas, una principal de doble hoja que daba acceso al despacho, y otra a la derecha que permitía la entrada por un ancho pasillo al interior de la casa.-En este pasillo solían almacenar los sacos de “alcaguetes” (cacahuetes), sin tostar y sin salar, pero con yo recuerdo dar buena cuenta de ellos, a pesar del mal sabor que tenían, y salir pitando con los bolsillos llenos de cáscaras.- Juan-Manuel estaba casado en segundas nupcias con la “Maria-Dolores”, también viuda que aportó una hija al matrimonio, la Antonia –chica despierta y buena comerciante-, y tuvieron dos hijas más, la Isabel –que sufrió de pequeña poliomielitis (entonces se le conocía como parálisis infantil) y que dejó sus huellas, aunque por suerte de forma muy liviana. De ella guardo muy buen recuerdo por ser la mejor amiga de mi hermana y además por su carácter afable, delicado y amoroso.- Y la ”Fina”.- Ambas abandonarían pronto nuestro pueblo, contrajeron matrimonio con los hermanos Antonio y Julián Mora, también originarios de la Nava, y me consta que la visitan con frecuencia.-


   Justo enfrente, cruzando la calle (“El Perchel”), nos encontramos con la casa de Pepe el Carnicero.- La casa tenía fachada a tres calles: al Perchel, a la que daba una ventana; a la “Placeta del Pozo-Rubio”, con la puerta de la carnicería y un ventanuco de la cámara; y a la calle de la Iglesia (de los “Gitanos”), a la que daba la puerta principal de la casa y dos ventanas una arriba y otra de la cámara.- Pepe era un hombre alto, corpulento, con una tripa enorme. Siempre llevaba blusa y gorra de visera corta; pantalones sujetos con el cinto por debajo de la barriga y zapatillas acorde con su profesión.-Estaba casado con la “Ramona” –oriunda de Peñas de San Pedro-. Era de mediana estatura, gruesa y buena mujer.- Tuvieron varios hijos.- “Pepico” el mayor, que jugaba al fútbol; “Agustín”, más introvertido que el anterior; la “Lolica”, alegre y simpática; la “Manola”- regordeta y risueña-; la “Pili”, muy pizpireta; la “la Reta” –diminutivo de Ramoneta-; y por último Jesús el “Chuchi”. Casi todos echaron sus raíces en Mallorca, al emigrar sus padres hacia aquellas tierras


   Para ir cerrando la Plaza, había que cruzar la calle de la Iglesia, y nos encontramos con el corral de la “Pepa de Toño” –que más tarde se lo vendió a Pepe el carnicero para meter el “ganao”- y el corral y la bodega de la “Angelina”, mujer soltera ya mayor, bastante guapa en sus tiempos mozos según el decir de las gentes, muy religiosa, con nariz y barbilla prominentes y las piernas delgadas.- Esta señora tuvo un pretendiente que vino desde Elche de la Sierra.- Se llamaba “Quintín”.- Vestía alguna vez de traje blanco inmaculado y botines negros.- Tenía una especie de mayordomo, de nombre “Críspulo”, que siempre iba con el.- Lo más llamativo para aquellos tiempos era que tenían un “mono amaestrao” , animal que cuando se les escapaba acometía a los chiquillos y a las mujeres con el lógico alboroto..-

     A continuación viene la casa de la “María de los Ángeles” –era propiedad de la anterior-, una casa a tejavana de alquiler.- Estaba viuda –su difunto se llamaba Alberto- y tenia varios hijos; Juan-Jesús; que ahora regenta un bar, “Andorra” que se casó con la Esperanza de la Chula; la Obdulia, que se casó y se fue a vivir a Hellín, la “Feta”, y la “María”., que se casó con “Chiquillares”, y acabaron viviendo en Albacete

     Lindando había una caseta “pequeñica” –también propiedad de la Angelina- y a la que se fueron a vivir “Andorra” y la Esperanza, que ya hemos citado en el apartado anterior.


   Pegando a esta y haciendo rinconada, estaba la casa de “Pericales”.-Tenía una puerta en todo el rincón, con escalón para entrar, y a la izquierda la puerta de la cuadra, sin techo y con terraza –algo raro en La Nava- .- Pedro o Perico, que este era en nombre de “Pericales”, estaba casado con la Ascensión de la“Chula”, hermana de la Esperanza de Andorra.- Era de baja estatura, delgado, enjuto, con boina, pequeña y colocada tipo casquete, con el cigarro en la boca de forma perenne.- La “Ascensión ”, era una mujer baja, regordeta, muy morena, con el pelo anillado en la cabeza.- Era una mujer que tenia la costumbre de hablar claro, pero en tono muy alto-.- Tuvieron un solo hijo como descendencia. Le pusieron de nombre Pedro, y como es natural de mote “El Chulo”.- De recortada estatura como sus predecesores, pelo abundante, con todos los genes bien definidos de sus progenitores.- Yo siempre lo recuerdo con los pantalones sujetos por un solo tirante montado a contrapelo, (.justo decir que no era el único con esta indumentaria en aquellos tiempos)-. Que chocante sería ver pasar a todos los “colegiales” en prietas filas marciales, con más o menos esta vestimenta, encabezados por el Maestro “Don Eustaquio”, camino de la Iglesia Parroquial para asistir a cualquier oficio religioso. Aquí os dejo una instantánea que os pondrá a tenor.-



    Por último, y ya formando chaflán con la calle de el Cine, estaba la casa de “Joaquinete el Aperaor”.- Tenía el taller pegando a la cuadra de “Pericales”, siempre lleno de troncos y piezas de madera, con sus herramientas –sierras mecánicas y tornos-; ¡como olía a serrín!.- En la puerta siempre tenía carros y galeras para reparar y a los chiquillos nos gustaba jugar subiendo y bajando.- “Joaquinete” era pequeño y delgado con la piel blanca, pero enrojecida en los mofletes, (seguro que sufría de rosácea) , con poco pelo, claro y anillado; las orejas eran grandes y finas; coloradas.- Tenía una pinta que recordaba en algo a la cara de los murciélagos.- Estaba casado con la “Vitoria” y tenia dos hijos


  Bien y así cerramos el círculo, describiendo muy, pero que muy sutilmente la Plaza del “Pozo-Rubio”, oficialmente de José Antonio Primo de Rivera en los años cuarenta, pero siempre del Pozo-Rubio.- Esto era en aquellos tiempos.- En los de ahora, poco puedo deciros, además de dejaros algunas fotos actuales.- Y poco voy a contar si de principio tengo que decir que ha desaparecido lo principal, “EL POZO-RUBIO”.- Ni lo sé, ni lo quiero averiguar de quien partió la “iluminada” decisión de eliminarlo, cegándolo desde sus profundidades, y haciendo desaparecer todo vestigio que hiciese historia.-


   No será necesario criticar la urbanización al estilo “colonial”, extraordinariamente “integrada en el conjunto”, (¿?) que suavemente nos deleita en el paisaje, y que hasta nos obliga a parpadear, frunciendo fuertemente el entrecejo para poder ver la casa de “La Rogelia” desde la casa de la “Angelina”, o para averiguar donde está el “Perchel” desde la esquina de “Joaquinete”. Eso no es lo importante.- Lo trascendente está en el recuerdo, y eso nadie podrá hacerlo desaparecer.


Como se suele decir por aquí …“Todo sea por Dios” ….
Oliver/...

miércoles, 11 de noviembre de 2009

ORIGEN


Es lógico que para continuar dándome a conocer, tengáis que saber al dedillo mis orígenes, y para ello nada mejor mostraros la imagen del pueblo en que nací.- Una aldea situada al sur de “La Mancha”, en una de las partes menos privilegiadas económicamente de la región, en un árido y seco paraje, lindando con las sierras de Alcaraz y del Segura.



Su acceso por la única carretera comarcal no deja de ser curioso, pues tras una larga recta, de más o menos siete kilómetros, totalmente llanos, llegas a la misma sin darte cuenta de nada, sin apercibirte de rasgo ni vestigio de vida alguno, para que tras salvar un leve promontorio aparezca de improviso, como una visión casi fantasmagórica que se extiende a la derecha del paisaje, a lo largo de una liviana vaguada que se prolonga más allá de “La Olla”, hasta la sierra de la “Sima-Honda”, (inicio de las estribaciones de la sierra del Segura).-




La Nava de Abajo, es como digo, una pequeña aldea con no más de cuatrocientas casas, la mayoría a teja-vana, y siempre rondando los mil doscientos vecinos aproximadamente. Está dividida en dos barrios: “Las casas de arriba”, y “Las casas de abajo”; el principal era este último, siendo el primero en donde se ubicaba la gente más humilde, y en el que en aquellos tiempos incluso se habilitaban cuevas horadadas bajo tierra, las que se acondicionaban ajustándose a una clase de vida extremadamente precaria.




Así, después de esto, paso a describir un paisaje urbano conservado mucho tiempo en la retina y que no puede resultar fácil. Por eso es posible que me falten detalles y que se omitan circunstancias que la lejanía borre temporalmente pero que en cualquier momento salgan a la luz llevadas por los sentimientos que “despiertan recuerdos dormidos”

Y en ese trasfondo, en el corazón de las “casas de abajo”, en la calle de La Iglesia, número 3, alumbró mi madre trayéndome a este mundo un 23 de Febrero, fecha sin historia por aquel entonces pero que mas tarde subiría al candelero.

Bueno, es tanto lo que tengo que contaros de estos tiempos y lugares que considero mejor hacerlo despacio y en pequeñas dosis.
Para empezar ya tenéis el enclave.


Oliver…/

martes, 10 de noviembre de 2009

TARJETA DE PRESENTACION




   Quiero iniciar este blog, dándome a conocer someramente. Soy el individuo de la foto, la cual he de confesar que me ha tratado con bondad.

       Mi edad, es la que representa mi imagen. Estoy casado, desde tiempo inmemorial....- Mi sufridora esposa a la que siempre me referiré como M. ya que no quiero publicar sus datos por tener ellos carácter privado, se preocupará en su momento de recordar mi fecha de aniversario.

       En cuanto a mi hábitat, pues he de decir que vivo en Albacete, una pequeña, tirando a mediana, capital de provincia. Dentro de ella, digamos a gusto,  se desarrolla mi vida, tranquila y placentera, dentro de los lógicos "sobresaltos".-

       Mi domicilio, por su ubicación me permite acceder a mi puesto de trabajo en un santiamén, así que cuando preciso tomar el "aire", he de desplazarme a propósito. A colación viene mi profesión, pero que aplazo su naturaleza para más adelante, ya que es mi propósito que este blog se dedique mas a mis cuestiones personales, que de otra índole.

        No puedo en cambio dejar de manifestar que mi vida se soporta en dos pilares fundamentales, que son y representan mis dos hijas MJ. y MM. las cuales se merecen un libro aparte, que que poco a poco pienso plasmar en este blog, todo al cariño, la amistad, afecto, ternura y sacrificio que me merecen hasta la veneración. (Esto lo es de suponer en todos los padres que ejercen como tales).

      Bueno, esto de hoy quiero que sea solo como su titulo indica, mi tarjeta de presentación. Así puedo prometer y prometo, a mi mismo, y a quien con paciencia me soporte, que escribiré frecuentemente para darme a conocer, y con humildad entretener a todo aquel que quiera compartir "conmigo" su tiempo.

      Cordialmente, sin buscar la gloria, y más bien poder entrar en vuestra memoria, pongo a disposición mi más sincero saludo.-
Oliver../