ESTAMPAS DE MI PUEBLO

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martes, 21 de octubre de 2014

RELATO EPOCA CARLISTA SUCEDIDO EN LA NAVA DE ABAJO





RELATO ÉPOCA CARLISTA SUCEDIDO EN LA NAVA DE ABAJO





  

    Revisando documentación y libros antiguos sobre la historia de de los pueblos de Albacete, en fondos adscritos al I.E.A. y Centro de Estudios de Castilla La Mancha (UCLM), llegó a mis manos un ejemplar de la Guía de Albacete y su Provincia, escrito por Don Antonio Álvaro Martínez, en el año 1936.-


  Y siempre dando gracias a la “casualidad”, encontré un hecho acaecido en Octubre de 1874, en plena contienda de la llamada “Guerra Carlista”, que me llamó especialmente la atención por haberse desarrollado en nuestra querida “Nava de Abajo”.







   Saciando mi curiosidad, e imaginando su adaptación a la forma de vida de aquella época en la muy pequeña aldea o caserío, he querido contarlo, lo que hago a continuación, acompañando varias fotos no solo de figuras de aquel tiempo, sino de las páginas del libro que narran los hechos, para que podáis comprobar la forma de describir circunstancias, y sobre todo imprimir verosimilitud y credibilidad al relato, que cuenta literalmente lo siguiente:






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    Para que la historia sea acreedora al nombre de ciencia, no le bastan incoherentes y vagas tradiciones; necesita hechos comprobados, observados, clasificados, bien descritos, y jamás tendenciosos en ningún sentido.

   La crítica, bajo el imperio de una duda razonable, debe examinar los acontecimientos, y cualquiera que sea el número de los que los atestigüen, cúmpIela rechazar lo que repugna a la naturaleza de las cosas: penetrar el artificio simbólico que las hace oscuras e inadmisibles: adoptar por un momento las opiniones de cada escritor y de cada tiempo; tomar en cuenta lo que pudo ser producto del miedo, de la adulación o del espíritu de partido, y balancear los detractores con los panegiristas. Sin critica, es la historia un ciego, que turna por guía a otro ciego.   





    No es nuestro propósito hacer un inicio critico de la obra del señor Sánchez Torres, no; pero forzosamente iremos de consignar, las omisiones, como igualmente las inexactitudes que en la misma incurre; porque de ellas depende, el quedar desfigurados los hechos, de tal manera; que el perverso resulte un bendito y el bueno, un desalmado. 






       Dice el señor Sánchez Torres en sus apuntes para la historia de Albacete: “Comenzó el año 1874 con fundados temores de una invasión carlista. El 10 de Enero a las cinco de la mañana, llegó el General Santés a Albacete al frente de tres mil hombres. Su primera disposición fue apoderarse de la fonda del Reloj, a fin de cortar los fuegos del Gobierno Civil, ordenando también, que una brigada incendiase dicho edificio.






    Un tal Motilla (de esta localidad), ayudado por varios individuos de la facción, se subió al tejado provisto de una lata de petróleo, con el propósito de llevar a cabo su buena intención, pero con tan mala fortuna, que desde una ventana, le hicieron fuego quedando muerto encima del tejado.

    También dice dicho señor; -que en el Cuartel de la Guardia civil, había siete guardias, que hicieron una heroica defensa de su Casa cuartel, hasta que fue presa de las llamas-....






    En el Cuartel no había siete guardias, eran nueve, porque los guardias Navalón y Cuenca, fueron muertos desde una ventana que existía en un Cuarto-carnicería de la Plaza de las Carretas, que daba al corralón de dicho cuartel. La muerte de estos dos guardias, paso desapercibida para el señor Sánchez Torres, por lo que solo menciona los vivos.

    Después, sumamente contristado añade: El 3 de Diciembre del mismo año, fue pasado por las armas en la vereda de Acequión, el infortunado cabecilla don Miguel Lozano Herrero, muy conocido de la buena sociedad de Albacete, donde eran estimadas sus excelentes prendas y que murió con valor sereno y resignación cristiana y protestando de su inocencia Unánime fué en el pueblo el pesar por aquel tristísimo suceso, quedándonos la duda, de si nuestras autoridades y personas influyentes, hicieron cuanto podían para evitarlo.-





     Con tan exagerada como injusta parcialidad, demuestra el señor Sánchez Torres, su pasionismo por tan distinguida personalidad: porque siendo dicho señor hombre de Leyes, debía saber que en todo proceso, para sentenciar en justicia, es indispensable ante todo, conocer los antecedentes del acusado, y de este modo, se hubiera enterado (si no lo estaba ya), que el señor Lozano, siendo Oficial de la Guardia Civil y estando desempeñando el cargo de Cajero, distrajo los fondos encomendados a su custodia, motivo por el cual se pasó a la facción. Luego su compungido relato no pudo utilizarse en modo alguno, para demostrar una inocencia que no existió, todo lo contrario, como palmariamente vamos a demostrar.





    El 13 de octubre de 1874, se presentó en la estación de ferrocarril de Pozo-Cañada, una partida de carlistas, capitaneada por el cabecilla Lozano. Prendieron fuego a la estación, llevándose prisioneros a don Francisco Armada, jefe de la Estación; don Diego casas, Asentador de la vía; don Manuel Quinoa, Guarda-agujas, y José Cuartero, Mozo de estación. Dicho día pernoctaron en Pozohondo, al siguiente o sea el 14, en la aldea de Nava de Abajo. El amanecer del 15, unos cuantos facciosos sacaron a los prisioneros a la orilla de las casas, diciéndoles: “estáis completamente libres, podéis marcharos”, no bien habían dado diez o quince pasos, aquella horda de forajidos les hicieron una descarga, asesinándoles villanamente. 
 
     Fueron sepultados en el cementerio de Pozohondo. La Compañía de Madrid, Zaragoza y Alicante, mandó una lapida de mármol blanco de 1,68 metros de alto, por 0,79 de ancho, que copiada literalmente, dice así:




    Con lo expuesto, se observa de una manera clara y terminante. sin lugar a duda alguna, las excelentes prendas que adornaban a tan humanitario cabecilla; así es que no es de extrañar, que muriese con valor sereno y resignación cristiana.

    Realizada tan heroica hazaña emprendió la partida la marcha a Bogarra, satisfecha de haber quitado cuatro inocentes vidas, dejando en el mayor desamparo a otras tantas desoladas madres con sus tiernas criaturas; solo el maestro Asentador dejo diez hijos.






     Nada dice el señor Sánchez Torres de este tristísimo suceso.

    ¡En qué mal lugar deja el señor Sánchez Torres. a la buena sociedad albacetense de aquella época!

    ¡¡Así no debe darse apuntes para la historia!!

     En Bogarra, fueron sorprendidos a media noche, por una columna del Ejército, mandada por el General Daban (don Luis) logrando escapar Lozano a caballo. Por un sitio de noche, que de no verlo, no puede creerse que por am pudiera huir un hombre a caballo sin estrellarse.





     A fines de Octubre de aquel mismo año, en la estación del ferrocarril de Linares, fue capturado por la Guardia Civil el cabecilla Lozano, pero, ¡rara coincidencia! , uno de los guardias que componía la pareja que lo detuvo, había estado a sus órdenes, por cuyo motivo, no le pudo valer la estratagema de presentar una documentación falsa.


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    Este es el relato según es contado en el libro (repito, Guía de Albacete y su Provincia), pero que sucedió en una Nava de Abajo con muy pocas casas, seguramente separadas las casas de arriba con las casas de abajo, quedando a la libre imaginación de cada uno.

   Yo solo sé, por lo que a mí respecta, que testigos presenciales de aquellos hechos fueron mis bisabuelos por línea paterna Fernando Oliver y María Molina, y por vía materna mis bisabuelos Antón González y Benita Arroyo.-

   Esperando que os haya “gustao”, y con la satisfacción de saber algo nuevo de la historia de nuestro pueblo, recibir un abrazo como siempre.


Oliver.-





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